domingo, 18 de octubre de 2009

En el tren

Ella está cansada, somnolienta pero es el primer día de su nuevo trabajo, y es feliz. Le ha costado 6 años de estudios y muchos trabajos basura, de cobrar nada y menos y trabajar como la que más, después de dos años de becaria, parecía que iba a lograr lo que quería, que se le acercaba más el sueño de ser periodista, y es hoy cuando por fin, María, va a llegar a la redacción con todas las de ley para ser una más en este mundo apasionante que es el de la comunicación.

A su lado Roberto, no es su primer día, ni tampoco el último, ni uno más, no tiene trabajo pero también coge el primer tren, cada día, vino de lejos para ser alguien, pero aquí tampoco hay nada para él. Sueña en estar de nuevo con su família, pero no, ellos están demasiado lejos, y demasiado ilusionados, esperando el dia 5 de cada mes, donde su padre, marido, hermano, hijo, les envía algo de dinero, conseguido con esfuerzo y sudor. Y cada vez más esfuerzo, porque ahora no hay sueldo que le sostenga, sólo hay trabajos negros para negros y no tan negros, para aquellos que buscan algo que llevarse a la boca y algo para los suyos, que confían en él. Y esa confianza le pesa, demasiado, y a veces piensa en renunciar, a todo, a todos, pero la cara de su hija en la pantalla del ordenador del ciber le dice que todo esto vale la pena.

El periodico gratuïto de ayer olbidado en uno de los asientos es cogido por Gabriel, quien lo utiliza para pasar el rato, intentando no dormirse, porque sinó quien aguantará una primera hora en la universidad? Es un aspirante a gran empresario que envidia aquellos que ya lo son. Uno de aquellos universitarios ejemplares en clase, pero que continua con su juventud, disfrutandola al máximo jueves noche y fines de semana. Piensa en el gran verano que ha pasado, en todas esas estrangeras con las que ha bailado y echa de menos a sus amigos, unos viven fuera, otros trabajan, y él va y viene cada día, pero es la excusa para ver cada día a esa niña. En realidad ni es una niña ya, ni tampoco lo parece, pero para él es la suya, tiene su misma edad, es inteligente y por que no decirlo guapa, va a su misma universidad y se hacen compañía cada día, pero él es tan tímido...seguro que mañana le dirá algo, seguro.


(...)


debbie_90

jueves, 1 de octubre de 2009

La revolución femenina


Son más en las universidades, son directivas y amas de casa, primero son hijas, luego esposas y cuando empiezan a ser madres sus parejas se convierten en un niño más. Viven a cien por hora haciendo de todo y para todos, dejandose muchas veces en el último sitio de la cola. Agendas repletas de números, de telefonos donde llamar, sus citas, las de sus hijos y sus parejas. Son amigas, confidentes, amantes, compañeras pero sobretodo, son mujeres. Mujeres que se superan día a día para hacerse un hueco en esta sociedad, donde compajinar trabajo y família es como resolver un sudoku de cinco estrellas en un tren lleno de caras de sueño a las siete de la mañana, cada viernes. Son mujeres luchadoras con capacidad de todo y más, y no lo digo yo, lo dice la genética, que hasta en niveles de motivación de poder, mientras los hombres no son capaces de diferenciar su ansia de competitividad en las distintas situaciones de la vida, aquellas mujeres con motivación de poder alta pueden serlo en el trabajo y no en sus famílias donde son una más, aparentemente, aunque realmente son un pilar esencial para todos sus miembros.


debbie_90



"Se las puede ver en cualquier aeropuerto, con chaqueta de marca y falda por encima de las rodillas, piernas firmes con medias oscuras, tacón alto y un maletín en la mano. Suelen tener cerca de 40 años. En el momento de abordar el avión están rodeadas de otros ejecutivos o compañeros de la empresa. A ellos nadie les obliga a ser guapos. Algunos tienen barriga, levan los zapatos sucios y la corbata con el nudo torcido incluso se les permite ser un poco estúpidos, pero ellas, que son directivas o secretarias van impecables, si bien se les nota un velo de falsa dureza o de angustia debajo del maquillaje. Probablemente hacen pesas para estar en forma, controlan su dieta con gran sacrificio y tienen que demostrar en cada reunión de trabajo que son más inteligentes, más rápidas y más más eficientes que los hombres si quieren ser tomadas en consideración. Estas mujeres constituyen la última conquista de la revolución femenina. (...) Este siglo en el futuro serà definido por la revolución femenina que se ha cruzado como un dique en la corriente de la historia obligándola a elevarse de nivel. Por eso, cualquier regresión moderna se ceba primero en la mujer. Pienso enel velo de hierro que cubre el rostro de las argelinas y en el velo de la dureza que se ven obligadas a lucir las nuevas troyanas que triunfan en los despachos del Occidente cristiano. Es la misma opresión bajo otro lápiz de labios."


M.Vicent